corazon
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Obra

Hecho en su primera estancia en Tahití, se conoce por la referencia núm. 499 del catálogo de Wildenstein.

Gauguin retrata en el cuadro el diálogo entre Hina y Fatu. La diosa brillante de la Luna, se inclina hacia el dios moreno de la Tierra. Su gesto es acariciante y propiciatorio, mientras él es implacable e inflexible. Le habla al oído, pero parece que sus palabras se derramen por la fuente de agua que sale de la roca debajo de él.​

El mito de Hina y Fatu tiene diferentes implicaciones. Simboliza la interacción entre la solidaridad y la ternura femenina con la severidad implacable masculina, o la sugerencia de la verdad fundamental que la muerte es necesaria para el proceso de la vida.

Para los tahitianos la Luna era un mundo paralelo y similar a la Tierra. Pero la sucesión de las fases lunares es el movimiento perpetuo, que sólo muere para volver a renacer. Además, su diosa es femenina, un símbolo de la fertilidad con unas fases relacionadas con el período menstrual. En cambio, la Tierra es una divinidad menor, fruto de la unión del dios creador Ta'aroa con Hina, y su destino es la muerte.

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