LA CASA AMARILLA, VAN GOGH

Arlés fué por muchos años un gran puerto del Ródano en su desembocadura en el mar Mediterráneo. En el siglo XIX con la llegada del ferrocarril, la mayor parte del comercio fluvial se vio afectada, causando el declive económico de la ciudad. La tranquilidad que esto produjo en la ciudad atrajo a Vincent van Gogh. Su fascinación por los paisajes provenzales produjo más de 300 pinturas y dibujos durante su estancia en la ciudad. Pintó la naturaleza de los alrededores, los campos de trigo, los pantanos del delta del Ródano, el canal del sur de Arlés que reflejó en diversas obras como El puente de Langlois. Durante este periodo empezó a utilizar las pinceladas ondulantes y los amarillos, verdes y azules intensos que caracterizan su obra pictórica de los últimos tiempos.

Van Gogh primero se instaló en una habitación situada en el Hotel-Restaurante Carrel, pero tenía la intención de crear un taller de artistas, y para esto alquiló la "casa amarilla" en Place Lamartine situada al norte de la ciudad. Theo le envió trescientos francos para poder acondicionar y amueblar modestamente la casa. El único que atendió a su petición fué Paul Gauguin, con el que mantuvo diversas cartas sobre el tema.