corazon
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Obra

A principios de la decada del 1910, Kandinsky se liberó de la necesidad de representar el mundo de las apariencias y llegó a la plena abstracción en unas obras que, como esta, le encumbraron como el gran pionero del arte no-objetivo. Kandinsky materializaba así su deseo de crear un equivalente de la música en pintura a través de un estilo que fuese capaz de evocar emociones y que, alejado de la realidad exterior, se convirtiese en la expresión de la fuerza interior del artista. Con sus fluctuantes formas y brillantes colores, que rodean las tres grandes manchas ovoides situadas en el centro de la composición, Kandinsky enfatiza en este lienzo la simbología divina del número tres y nos transporta a su universo personal de aspiración espiritual y mística.

A pesar de que Kandinsky se ha liberado prácticamente de toda referencia al mundo de las apariencias, en el dibujo preparatorio a tinta se aprecian ciertas referencias a formas visibles: dos pequeñas barcas con gente, abajo a la izquierda, que podían referirse a algún tema apocalíptico; unas líneas verticales, a la derecha, posibles alusiones a unas figuras esquematizadas, y una forma circular sobre la que Kandinsky ha escrito "Kr" (Krasnoe, rojo en ruso), que es una referencia al sol.

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